BOLETÍN
126 / Guadalajara,
Jalisco, 28 de septiembre de 2017
Construir políticas públicas de la mano de las diferentes expresiones de la sociedad civil: Alfonso Hernández Barrón en reunión con líderes sociales
Con la invitación a construir colectivamente un puente entre la ciudadanía y las dependencias de gobierno inició su mensaje el titular de la defensoría pública de derechos humanos, Alfonso Hernández Barrón, durante la Reunión General entre la CEDHJ y la Sociedad Civil Organizada que tuvo lugar en la sede del Colegio de Ingenieros del Estado de Jalisco.
Agradeció la presencia de las diferentes expresiones de la sociedad civil, las que han acompañado a la institución desde hace años y las que apenas acuden, como aquellas que promueven y defienden los derechos de las víctimas de discriminación por orientación sexual, identidad o violencia de género.
Explicó que como institución pública, la defensoría de derechos humanos debe tener la sensibilidad y la apertura para dialogar y escuchar las expresiones de la sociedad civil, porque ese es el trabajo de las organizaciones no gubernamentales, aun cuando resulten incómodas, pues esto permite replantear y reinventar muchos procesos. “Estoy convencido de que en equipo se hacen mejor las cosas y a nosotros nos corresponde definir el tipo de Comisión que queremos, que necesita nuestra sociedad en estos momentos”, dijo.
Invitó a los líderes sociales a favorecer el principio de igualdad y no discriminación, que es el eje articulador de la CEDHJ, la sociedad civil organizada y las instituciones de gobierno. Lamentablemente, opinó, algunos programas y proyectos de esas instituciones gubernamentales no funcionan, por lo que debe fortalecerse esa auditoría ciudadana o contraloría civil que nos ayude a enriquecernos mutuamente en la defensa de los derechos humanos. Como muestra recordó la desaparición de 43 estudiantes de Ayotzinapa, que se unen a las miles de personas desaparecidas en Jalisco y en México.
“Yo no quiero perder la esperanza, pero en materia de derechos humanos estamos dentro de un contexto de graves violaciones de derechos humanos; y en ese contexto de violencia es que la reflexión de trabajar en equipo es más que oportuna”.
Añadió que con la generosidad y experiencia que da el trabajo cotidiano tanto a las organizaciones civiles como a la CEDHJ, se hace necesaria la vinculación, no con el afán de fomentar relaciones públicas, sino construir políticas públicas de la mano de la sociedad y transformar el modelo institucional no sólo de la Comisión, sino de otras que son blanco del reclamo social.
Hernández Barrón celebró este primer encuentro para comenzar a construir una sociedad de manera conjunta: “necesitamos la participación de ustedes y rescatar nuestros sufrimientos, recomponer nuestras historias, reinterpretar nuestras experiencias, incluso desde el dolor”.
Destacó la presencia de representantes del pueblo wixaritari, de quienes subrayó su sencillez. “No se requieren grandes construcciones, grandes edificios o mucho dinero para hacer proyectos importantes; se requiere corazón, se requiere amor, se requiere trabajo, se requiere compromiso. Vamos a aportar toda nuestra capacidad y trabajaremos al límite de nuestras competencia, pero tenemos que hacerlo juntos, tenemos que abrir nuestra mente para que cada quien saque lo mejor de sí, con mucha responsabilidad”.
Comentó sobre el año electoral que se avecina y enfatizó que es de desear que participen en este proceso las personas que tengan cultura sobre derechos humanos, con mentalidad incluyente, con capacidad de diálogo y autocrítica: “eso conviene, pero en la CEDHJ debemos ser prudentes para que el trabajo de divulgación y construcción no quede envuelta entre las coyunturas políticas electorales. Tenemos que actuar con mucha responsabilidad”.
Hizo un llamado para lograr una sociedad y gobiernos de altura. “Esta es una gestión diferente, ni mejor ni pero que otras, esta es una gestión simplemente distinta, y deseo que se recuerde no por un nombre, sino porque se construyó con la gente, en colectivo, se los digo desde lo más profundo de mi corazón”.
Conferencia
Por su parte, Favián Salvioli, expresidente del Comité de Derechos Humanos de la Organización de Naciones Unidas y director del Instituto de Derechos Humanos de la Universidad de la Plata, Argentina, expuso que la sociedad civil organizada debe enfrentar varios desafíos en la defensa de los derechos humanos.
El catedrático dictó la conferencia “Los retos de los derechos humanos en la nueva agenda” y explicó que ante el alto nivel de hipocresía en los espacios gubernamentales respecto a los derechos humanos, las comisiones estatales y los movimientos de la sociedad civil deben trabajar para que se les tome en cuenta seriamente, porque toda política pública nacional o internacional debe estar basada en el respeto y garantía de los derechos humanos.
“Si el Estado no garantiza los derechos humanos no sirve para nada. Las dependencias de gobierno deben trabajar con perspectiva en los derechos humanos y los servidores públicos deben alcanzar la experticia en esta materia”, sentenció.
Otro reto es trabajar en todos los niveles de formación y capacitación; por ejemplo, un funcionario público debe conocer los parámetros y principios que surgen en la ONU, y otros tratados y convenciones internacionales sobre personas con discapacidad, pueblos originarios, las cuestiones de género y derechos de las mujeres y otros no menos importantes, lo que implica despojarse de prejuicios atávicos con los que nos hemos formado, dijo.
Los derechos humanos deben incluirse en toda la currícula educativa, en las escuelas, colegios y universidades, opinó. Otro gran desafío es el discurso irresponsable sobre la seguridad. Es frecuente escuchar que para alcanzar la seguridad es necesario vulnerar algunos derechos, lo que es una gran mentira, de hecho algunos culpan a los derechos humanos de la inseguridad. La seguridad que se nos “vende” es mentira, puesto que hay restricciones para unos mientras que hay privilegios para otros, como se puede apreciar en las revisiones de rutina y en ciertos dispositivos u operativos, como en aeropuertos.
Las sociedades más seguras son las más incluyentes, las que tienen menos marginalidad y las que garantizan los derechos económicos y sociales para su población. La seguridad es un gran negocio y cuanto mayor es la inseguridad, efectivamente, hay más posibilidad de negocio. Incluso, dijo, el terrorismo como un crimen execrable debe atacarse respetando los derechos humanos.
Expuso que otro desafío son los sistemas internacionales de protección de derechos humanos, concretamente, dijo que el de Naciones Unidas es un caos, anárquico con mandatos superpuestos y que depende demasiado de la voluntad de los estados; “aún así funcionan, pero deberían funcionar mejor”. La sociedad civil, recomendó, debe estar involucrada en la selección de las personas que estarán en los órganos internacionales de protección, puesto que no siempre son las más capaces, ni las más expertas u honestas e independientes de sus gobiernos, como ordenan los tratados internacionales, y la forma de llegar a estos sigue siendo elitista, reconoció.
Por último, invitó a capacitar a la sociedad civil para litigar los derechos humanos en el plano internacional.